En primer lugar, feliz día y mes de la mujer. A todas las mujeres que lean este relato.
En especial, quiero dedicar unas palabras y homenajear a todas las madre y en especial a la mía, porque se lo merece y porque es y ha sido la mujer más fuerte y luchadora que conozco.
Porque a pesar de no haber nacido en una época fácil, siempre ha sido una guerrera, trabajando desde muy pequeña en empleos duros y difíciles, trabajos duros, que hoy en día sería impensable que realizaran nuestros hijos.
Ha sido mujer, esposa, hermana, amiga y supermadre. Acudiendo a cada llamada de ayuda, que tanto mis hermanos como yo, le hemos hecho. Una mujer fuerte, trabajadores, un ejemplo a seguir y digna de admirar. La mujer que me hizo ser, quién soy hoy. Me enseñó valores, me dio fortaleza y me enseñó a no dejarme avasallar por nada ni nadie y menos por un hombre.
Y aunque en estos momentos nuestra relación no es buena, cada día la recuerdo y la echo de menos, sobre todo sus virtudes y lo campeona y guerrera qué es.
Un aplauso enorme a todas las madres, que merecen ser recordadas y homenajeadas cada 8 de marzo y todos los días del año. Mujeres heroínas, que crean vida, trabajan, cocinan, ponen cuadros, reforman la casa y hacen mil cosas a la vez, sin poner pegas ni quejarse.
A todas ellas, mi más sincera enhorabuena.
Sois únicas, somos únicas.
Gypsy woman
Gipsy man