Confinados libres, atrapados en la pandemia sin un techo que les cobije. Su casa en un rellano con paredes de cartón. Extienden sus colchones de cemento donde los demás buscamos dinero. Errantes, invisibles, mirando al futuro con los ojos cerrados cegados por el sol del mediodía, arrastrando los pies, cargando con el peso de la incertidumbre de existir siendo una sombra alargada que no se apaga nunca. La calle les ha despoja de casi todo.
Son la pieza que no encaja en el sistema, hombres y mujeres de carne y hueso que han convertido cada amanecer en un triunfo. Uno al que contribuyen asociaciones como Reacción Solidaria, que trabaja desde hace siete años para que comer no sea un sueño vago, para que distingamos su silueta mordida por la pobreza en medio de una urgencia que ha detenido el mundo y simplificado la ecuación: o vives o mueres. (leer noticia completa)
La propietaria de un restaurante y un hotel ubicado en primera línea de la playa de la Malvarrosa de València ha cedido la terraza de estas instalaciones a varias personas sin hogar, que han habilitado la zona con sus escasas posesiones y pasan en ella el obligado confinamiento.
Así, un grupo cuyo tamaño suele variar entre las cuatro y las diez personas lleva varias semanas en uno de los espacios que -en otras condiciones- sería sin duda uno más envidiados de la ciudad.
En él han colocado sus colchones y sacos de dormir, han habilitado unos pequeños estantes donde dejar sus útiles de aseo y han instalado una cuerda de tender.
Todavía no sabemos cómo nos vamos a organizar ni si vamos a abrir la terraza próximamente, así que no tengo inconveniente en dejar que se queden, mientras lo cuiden y lo tengan aseado», explica la propietaria de Balandret (prefiere no decir su nombre) a EFE
Un día vinimos a ver si estaba todo bien, porque vivimos cerca, y les vimos. Estuvimos hablando un rato con ellos, me parecen buena gente ¿Dónde van a ir?», añade.
En este hotel de 21 habitaciones y restaurante llegan a trabajar hasta 41 personas en temporada alta, si bien ahora únicamente ha podido incorporar a dos empleados para hacer y servir (y recoger después) paellas a domicilio
Es una verdadera lástima lo que nos está pasando a todos. De salud estamos bien, que es lo importante, así que ya vendrán épocas mejores. No podemos hacer nada», explica resignada esta propietaria.
En declaraciones a EFE, una de las personas sin hogar que utiliza esta terraza, Javier, de 54 años, agradece a la propietaria que les permita ocupar temporalmente un espacio a escasos metros del mar.
Nos hemos organizado para barrer, cuidar las plantas y tratar de mantener el espacio lo mejor posible. Para asearnos, ducharnos y comer vamos al Polideportivo del Cabanyal» – especialmente acondicionado para asistir a personas sin techo durante el confinamiento-, explica este exvoluntario de Protección Civil, que coincide en esas instalaciones con algunos excompañeros.
«Cuando se empiecen a abrir las terrazas habrá que buscarse la vida, la propietaria se ha portado muy bien con nosotros, nos ha dicho que no tiene estómago para echarnos a la calle», concluye.
Alicante Gastronómica Solidaria comenzó su andadura el pasado martes con 300 menús y, en menos de una semana, ha conseguido entregar 4.000 entre los usuarios de diferentes asociaciones y oenegés alicantinas
La iniciativa asistencial Alicante Gastronómica Solidaria ha entregado, gracias a las toneladas de alimentos donados por empresas del sector agroalimentario y hostelero y al trabajo de voluntarios y cocineros, 4.000 menús a personas sin recursos en menos de una semana.
Con estas donaciones ha conseguido multiplicar los 300 menús iniciales y ha respondido ya a la demanda de asociaciones de Alicante, Elche y La Vila Joiosa, y empezará a cocinar el próximo martes en el CdT Torrevieja para cubrir también necesidades en la Vega Baja, han informado en un comunicado.