Está claro que hoy día tener una vivienda no es un derecho, es un lujo. Esto lo tenemos cada día más claro las entidades que trabajamos con población vulnerable o en exclusión social.
Cada día me siento más orgullosa de pertenecer a un tejido asociativo preocupado por los más débiles, los marginados, los últimos de la fila, … o los primeros de las “filas del hambre”.
Pertenezco a una asociación llamada Secretariado Diocesano de Migraciones Asti-Alicante, una asociación formada por un equipo sensible, cercano y muy profesional que trabaja día a día con los “últimos de la fila”.
Entre todos nuestros proyectos, tenemos uno muy especial dirigido a mujeres embarazadas o madres y sus familias que se encuentran en situación de calle o en situación muy vulnerable y que necesitan un “respiro” para reorganizar su vida, su familia y sus emociones.
Apoyamos en el momento del embarazo, parto y puerperio. Le acompañamos y asesoramos para que su inserción sociolaboral sea lo antes posible.
Nuestra vivienda es sólo para unos meses, pero somos conscientes que es muy poco tiempo ya que no sólo hay que ampliar redes y buscar un trabajo, …. ¡hay que encontrar una vivienda digna! donde poder criar a los hijos, y con los requisitos que pide el mercado inmobiliario (nómina de 1000€, contrato mínimo de un año, fianza, etc.) resulta Misión Imposible.
Es necesario dotar a esta ciudad de más viviendas sociales para que todas las personas puedan disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
Vanessa de la Cueva Carabine
Trabajadora social
Asti-Alicante